Jardiel enamorado recrea escénicamente la biografía sentimental del comediógrafo español más destacado del siglo XX y tiene el aliciente de que ha sido escrito y dirigido por su bisnieto, Ramón Paso. La producción cuenta con la gran baza del actor Pepe Viyuela para dar vida a un Jardiel íntimo, doméstico, combativo y hasta más dramático de lo que se espera.  

No sé si es azar, pero que esta obra se estrene en el Infanta Isabel tiene algo de invocación fantasmagórica, ya que en este escenario se estrenaron las primera comedias de éxito de Jardiel, las de antes de la guerra civil y de su viaje a Hollywood, como Angelina o el honor de un brigadier, Un adulterio decente, Cuatro corazones con freno y marcha atrás, Un marido de ida y vuelta…), protagonizadas muchas por la cómica Isabel Garcés, mujer del propietario de la sala, Arturo Serrano, que aparece en la función.

De personalidad e ingenio inigualable, Jardiel se defendió con uñas y dientes de los críticos que le denostaban y de empresarios teatrales de la competencia que saboteaban sus estrenos organizando a la clá.

[Pepe Viyuela se pone en la piel de Jardiel Poncela en sus últimos días]

Ramón Paso arranca la obra con Jardiel-Viyuela haciendo frente a estos últimos: entre bambalinas, mientras oye cómo abuchean a sus actores en el patio de butacas. De ahí, pasaremos a una escena de ensoñación, donde se le aparece su ideal de mujer adorada y amada. Y esta estructura de sueño y realidad se va repitiendo hasta el final, resultando en ocasiones un poco confusa.

La escenografía de Javier Ruiz de Alegría sitúa en el foro una instalación que simula un enorme árbol construido en su tronco por tablas de maderas apiladas y con ramas de las que cuelgan libros. Por la escena vacía entran y salen los personajes, a veces se introduce algún mueble para contextualizar escenas, como la mesa típica de los cafés románticos.

Como es sabido, Jardiel se pasó más de media vida en los cafés, su lugar de trabajo donde escribió la ingente obra que nos legó, y recrear este espacio permite establecer diálogos simpáticos con camareros y cerilleras y también con amigos y conocidos como Mihura o Benavente, Chaplin o Tirso Escudero, así como personajes rescatados de sus obras.

Obra de teatro 'Jardiel enamorado'.

La vida de Jardiel está bastante documentada. En la biografía Jardiel, la risa inteligente que escribió otro de sus descendientes, Enrique Jardiel Gallup, (y que tan buenos inéditos sacó a la luz), se traza un Jardiel alegre, cosmopolita e iconoclasta, un escritor prolífico y de grandes éxitos con un talento descomunal para la comedia y el humor, que gozó del favor del público también en la década de los cuarenta.

Sin embargo, el que vemos en esta función se centra más en sus difíciles relaciones sentimentales con las mujeres, en sus rivalidades literarias y en sus momentos más críticos del final de su vida, lo que hace que la pintura sea menos idealizada de la que quizá sus obras también han contribuido a fabricar.  

Jardiel enamorado se detiene en su relación con Josefina Peñalver (interpretada por Ángela Peirat), su amor de toda la vida y madre de su primera hija, mujer que le inspira y le hace enloquecer pero que terminará abandonándole junto a la hija que había parido tres meses antes. Según la obra, nunca la olvidó.,

['Es peligroso asomarse al exterior', un Jardiel olvidado en un montaje para el recuerdo]

El segundo episodio dramático se refiere a la fracasada gira argentina en la que se embarcó con su compañía y que le llevó a la ruina económica casi al final de su vida. Especialmente amarga fue la representación que dan en Uruguay frente a los exiliados españoles, en la que destrozaron el teatro donde actuaba la compañía porque consideraban a Jardiel un aliado de la España franquista.

La función acaba de estrenarse y los actores todavía necesitan pulir las transformaciones de personajes que hacen concebidas como un juego de fregolismo. Viyuela no abandona el escenario en toda la representación.

Está simplemente genial como Jardiel soñador, tierno e impaciente, pero también con sus aristas de sarcasmo, cabreo y, finalmente, hombre acabado. Los diálogos que mantiene con la cerillera —divertida y sainetera Ana Azorín— arrancan la risa del público; también la escena final del autor de La tournée de Dios pone broche de oro a la función.